“El turismo de sanitario es un filón sin explotar que puede generar mucho negocio en España” | Nortestudio
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“El turismo de sanitario es un filón sin explotar que puede generar mucho negocio en España”

El responsable de la asociación que forman hospitales privados, hoteles y balnearios habla de la importancia del Turismo Sanitario como generador de negocio en España. Se esperan para 2020 los 200.000 visitantes al año para recibir tratamientos.

España puede ofrecer a los turistas mucho más que sol y playa. Con este convencimiento se creó hace cuatro años Spaincares, una asociación entre empresarios de la sanidad privada (ASPE), los hoteles (CEHAT) y los balnearios (ANBAL), más aquellas empresas del sector que quieren apuntarse a título individual para «captar flujos de turismo de salud», explica David Medina (ibicenco, 43 años), presidente de la organización.»Ahora que en el turismo las vacas vienen gordas, es el momento de potenciarlo. Es un filón sin explotar que puede generar mucho negocio para el país», afirma contundente.

Los datos indican que, efectivamente, hay mucho margen de mejora. Aunque la organización solo tiene estimaciones, y Medina insiste mucho en que hay que manejarlas con cautela, calcula que en 2016, año que España recibió 75 millones de turistas, solo 140.000 tenían un objetivo sanitario, tanto los que visitan el país cuyo motivo principal es someterse a un tratamiento, como los que, durante un viaje, aprovechan para visitar un centro sanitario. «No se incluye a los residentes europeos que tienen una segunda residencia en España, ya que suelen estar empadronados y no se consideran turistas», aclara el presidente de Spaincares.  «Esperamos llegar a 200.000 visitantes en 2020».

Este tipo de turistas es muy heterogéneo. «No es lo mismo una mujer de treintaytantos o cuarentaypocos años que viene para un tratamiento de fecundación que una persona mayor que viene para una prótesis de cadera o el niño que llega con una leucemia», explica Medina. Pero hay algunos rasgos comunes. El primero, que tienen un buen nivel adquisitivo. Esos 140.000 visitantes de 2016 que supusieron unos 500 millones de euros de gasto directo, según las estimaciones de Spaincares. Ello supone unos 3.500 euros por persona, mientras que la media del total de visitantes ese año, según Turespaña, está en poco más de mil (1.023 euros exactamente).

Además, tiene otras características interesantes. Para un país que intenta ampliar la oferta y no depender tanto del monocultivo del sol y playa, los turistas de salud no son estacionales. «Son más bien antiestacionales», afirma Medina. «Probablemente prefieran la temporada baja porque los viajes y los hoteles son más baratos». Además, también están más deslocalizados. Por ejemplo, Medina apunta el caso de Pamplona, donde el impacto de la Clínica Universidad de Navarra es importante y lleva visitantes más allá de los sanfermines. «Seguramente en esas fechas nadie quiera ir a operarse a esa ciudad», dice Medicna; u Oviedo, donde el Instituto Oftalmológico Fernández Vera es un referente.

A Medina no le gusta mucho el apelativo de turismo sanitario porque se «asocia a personas que se quieren aprovechar del sistema público español». Y esta iniciativa «está dirigida a la sanidad privada, que cobra y hace un negocio por prestar un servicio». La única relación con la sanidad pública es «el prestigio». «El sistema español está considerado uno de los mejores del mundo, y somos el segundo país que más turistas recibe, pero en el turismo de salud no estamos ni entre los 20 primeros», expone. Por ejemplo, «España es el país de la UE con más acreditaciones de calidad ISO» en sus centros privados, «y el segundo en acreditaciones de la Joint Commission, que son aún más importantes», dice. Entre los grupos sanitarios incluidos, están los centros de Pamplona y Oviedo mencionados, el grupo Quirón, los hoteles NH, el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) y muchos otros. «Prácticamente todos los grandes de la sanidad privada están en la organización», afirma Medina.

El grupo firmó un convenio hace cuatro años con Turespaña para ser el marchamo sanitario de la Marca España. Ello les supuso entonces una subvención de 75.000 euros, que este año se ha reducido a 45.000. «Con ello pagamos parte de lo que cuesta nuestra presencia en eventos internacionales», explica el presidente de Spaincares. Pero esta ayuda es, para los interesados, claramente insuficiente. «Se da la paradoja de que vienen de fuera a copiar un modelo que entienden de éxito, cuando aquí estamos en pañales», afirma Medina, y pone como ejemplo una delegación de Malasia que se les acercó hace un año en un congreso en Túnez, pero ya contaban con un millón de euros de ayuda para ponerse en marcha.

En el mundo, los líderes de este sector son Estados Unidos, Turquía y México, dice el presidente del consorcio. «En Europa lo son Turquía y la República Checa, pero ellos compiten por precio, y nosotros queremos jugar en otra liga y ofrecer calidad».  La competencia es dura. Turquía, por ejemplo, subvenciona parte del viaje de los turistas de salud, y paga el 100% de los gastos de promoción en el exterior. El prestigio de la sanidad pública española juega a su favor. En su material, se menciona, por ejemplo, el liderazgo incuestionable en trasplantes, aunque sea una prestación que ellos no pueden ofrecer.

Aunque la oferta sanitaria es muy variada, entre las especialidades médicas más demandadas están la oftalmología, la traumatología, la fecundación asistida y la cirugía plástica y estética. El público mayoritario son los europeos, y el esfuerzo de promoción se centra en Rusia y las repúblicas exsoviéticas, el norte de África y los países ricos de la península Arábiga (Emiratos, Qatar, Kuwait). «Se sigue la regla de las tres horas y media avión», explica Medina: que esa sea la distancia que debe recorrer el potencial cliente, «aunque hasta las seis horas se considera interesante». Entre sus motivaciones, están que sean servicios que en su país no se ofrecen (técnicas novedosas o algunas prohibidas, como la fecundación asistida a solteras), evitar listas de espera, la calidad de la atención y, todo ello, combinado con el atractivo turístico del buen tiempo, la gastronomía y la oferta cultural o de compras, señala el presidente de Spaincares. «Tenemos todos los factores, pero falta explotarlos», concluye.

 

EL PROBLEMA DE LOS VISADOS

Una de las reivindicaciones históricas del sector de la sanidad privada es el de los visados para los potenciales clientes/pacientes, afirma David Medina, presidente de Spaincares, organización dedicada a la promoción del turismo de salud. Por pura proximidad, y por las deficiencias de sus servicios sanitarios, el norte de África es un mercado muy interesante. Pero está «casi cerrado». A las complicaciones habituales se han añadido las restricciones impuestas por la lucha antiterrorista. «Teníamos un paciente de una patología muy grave en Egipto y, después de mes y medio de negociaciones con el consulado en Alejandría, no le conseguimos visado», se queja Medina.

La solución es, según el sector, que se establezcan unos visados sanitarios, que se otorgarían una vez se acreditara la necesidad médica del paciente. Pero ni el hecho de contar con el aval de ser parte de Turespaña ha facilitado ese aspecto, se lamenta el presidente de Spaincares.

Vía El País